sábado, 5 de julio de 2008

RESIDUA. Hablar para no decir nada - Raymond Devos

Cuando uno padece de estreñimiento literario, cuando uno no tiene nada que decir, lo mejor es decirlo bien alto. O lo que es lo mismo: recurrir al gran Raymond Devos. Que lo disfruten.



Damas y caballeros… Les advierto para empezar que voy a hablar para no decir nada.
¡Ah, ya sé! Pensarán: “Si no tiene nada que decir… haría mejor en callarse”.
Evidentemente. Pero eso es demasiado fácil… ¡demasiado fácil!
¿Les gustaría que hiciese como esos que no tienen nada que decir y se lo guardan para ellos?

¡Pues no, damas y caballeros! Yo, cuando no tengo nada que decir, ¡quiero que se sepa!
¡Quiero que los otros lo disfruten!
Y si ustedes mismos, damas y caballeros, no tienen nada que decir, pues bueno, ¡se habla, se discute! No soy enemigo del coloquio.
Pero entonces, me dirán ustedes, si hablamos para no decir nada, ¿de qué vamos a hablar?
Pues bien, ¡de nada!
Pues nada… no es nada.
La prueba está en que se puede restar.
Ejemplo: nada menos nada = ¡menos que nada!
Si podemos obtener menos que nada quiere decir que nada ya vale algo.
¡Se puede comprar algo por nada!
Multiplicando uno por nada… tenemos nada.
Dos veces nada… ¡tampoco es mucho!
Pero ¡tres veces nada! Con tres veces nada ya compramos algo… ¡Y nada caro!
Ahora, si ustedes multiplican tres veces nada por tres veces nada:
Nada multiplicado por nada = nada.
Tres multiplicado por tres = nueve.
¡Lo que equivale a nada de nuevo*!
Sí… ¡No merece la pena hablar de ello!
Bueno… Pues hablemos de otras cosas. ¡Hablemos de la situación! ¿Qué les parece?
¡Sin precisar cuál!
Si me lo permiten, haré brevemente el historial de la situación… ¡cualquiera que ésta sea!
Hace algunos meses, acuérdense, la situación, si no era peor que la de hoy en día, tampoco era mejor.
Ya entonces nos encaminábamos hacia la catástrofe, lo sabíamos…
¡Éramos conscientes de ello!
¡Pues no es posible creer que los responsables de ayer eran más ignorantes respecto de la situación que lo son los de hoy!

Sí, la catástrofe, pensábamos, es cosa de mañana
Es decir que, de hecho, ¡debería ser cosa de hoy!
Si mis cálculos son justos…
Ahora bien, ¿con qué nos encontramos hoy?
¡Con que sigue siendo cosa de mañana!
¿Es que, dejando para mañana la catástrofe que podríamos tener hoy, la evitaremos?
Por otro lado, les indico entre paréntesis que si el gobierno actual no es capaz de asegurarnos la catástrofe, es posible que la oposición se apropie de ella.


* Juego de palabras intraducible. Neuf en francés significa tanto nuevo como nueve.

1 comentario:

Κλεοπάτρα dijo...

Ah...me sucede tanta veces no tener nada para decir y es magnífico hablar de la ausencia de ideas porque la nada se transforma en otro todo al que llenamos de significado.

Realmente, brillante.
Un abrazo